Hay productos relacionados con la salud en la infancia como Dalsy que han trascendido dicho espacio hasta convertirse en parte de la cultura popular. Viajan con nosotros desde la niñez y cuando parece que los perdemos de vista al caminar por etapas vitales donde ya no los usamos, siguen plenamente vigentes en nuestra memoria. Y de repente, con la maternidad, cuando el destino nos acerca de nuevo, esta vez de manera indirecta, a través de nuestros hijos e hijas pequeñas, respiramos aliviados. Sabemos que “la solución de siempre, “el Dalsy”, sigue ahí para aliviar a nuestro peque… y a nosotros, que sufrimos con él.
“Trascender” significa que solo con mencionar el nombre o palabra de algo, lo ubicamos. Y salvo que seas muy joven, esto es lo que te ocurre al pensar en Dalsy. Sabes perfectamente de qué se trata: aquel producto con el que tus padres te ayudaban a bajar la fiebre de pequeño y el mismo que tú usaste, si eres madre o padre “veterano”, con los tuyos hace unos años, cuando eran pequeños. Muy pequeños, de hecho, porque Dalsy es un medicamento apto para niños y niñas a partir de los tres meses de edad con peso igual o superior a 5kg.
Dalsy es eficaz a la hora de reducir la temperatura corporal de un peque con fiebre. Esto, a su vez, supone un alivio para su malestar y, en consecuencia, una mejoría evidente en un plazo relativamente corto de tiempo desde que le proporcionamos la cantidad adecuada —es esencial mirar el prospecto al hacerlo, ya que la cantidad varía en función del peso del menor—.
Sin embargo, a veces no resulta fácil saber que la apatía y “flojera”de nuestro hijo o hija es porque le ha subido la fiebre. Es más difícil para mamás y papás de bebés o peques que todavía no expresan lo que sienten.
En este sentido, lo primero que debes saber es cuándo se puede hablar de fiebre y cuándo no. En este sentido, la Asociación Española de Pediatría (AEP) explica que la temperatura corporal se considera elevada “cuando alcanza en la axila los 37,5 º C o bien 38 º C si se toma en el recto”.
La fiebre, en sí misma, no es mala. Lo es aquello que la causa. “Es una reacción normal del cuerpo, generalmente provocada por una infección por virus o bacterias, que debe entenderse como una respuesta para combatir la infección y activar las defensas del organismo”, señala la AEP.
Para detectarla, la primera “prueba del algodón” que puedes hacer es tocar a tu hijo o hija. No es una prueba definitiva, pero sí una pista que nos advierte si existe sensación de fiebre en el caso de que esté más caliente de lo habitual. “También puede notarse que las pulsaciones o latidos del corazón se aceleran, aumenta el número de respiraciones, se enrojecen las mejillas, le brillan los ojos, está más inactivo, tiene sensación de frío y escalofríos, incluso puede verse un marcado descenso de los testículos en los varones”, añaden desde la AEP.
Pero para saber con certeza si el menor tiene fiebre, solo hay un método objetivo: el termómetro. Esta es la manera de confirmar que la temperatura corporal de tu hijo o hija no es la adecuada, está por encima de lo que se considera normal, y entonces es el momento en el que echar mano de la “solución de siempre”, Dalsy.
Acude a tu farmacia más cercana, donde puedes adquirir sin receta este medicamento “de toda la vida” que también es un recurso eficaz para combatir los dolores leves y moderados, no solo la temida fiebre, en niños y niñas a partir de los tres meses de edad, con peso igual o superior a 5 kg.
Indicado para niños a partir de 3 meses con peso igual o superior a 5kg. En niños menores de 2 años, consulte con su médico. No administrar en caso de úlcera gastroduodenal. Lea las instrucciones de este medicamento y consulte al farmacéutico. Titular de la autorización de comercialización: Mylan IRE Healthcare Limited.